Una obra prolífica, una historia intensa y buena suerte. Estos son los tres ingredientes que tuvo la vida de Mario Benedetti y que le sirvieron para convertirse en uno de los autores uruguayos más famosos de la historia. Nacido en Paso de los Toros el 14 de septiembre de 1920, entregó su vida a la creación literaria, volviéndose muy popular sobre todo en su faceta de poeta.
Sus primeros años de vida fueron muy difíciles porque su familia no contaba con una buena situación económica y debido a eso debió dejar pronto el colegio para ponerse a trabajar. Continuó estudiando de forma autodidacta, compaginando su aprendizaje con su trabajo de dependiente en una tienda de repuestos para coches y la escritura, que fue algo que le acompañó desde muy chico: una vocación inexpugnable, sin duda.
La pasión por el mundo de la literatura le llevó a incursionar desde temprano en la escritura y a formarse como escritor, leyendo muchísimo y buscando una salida laboral vinculada a este placer. Su esfuerzo se vio recompensado cuando fue nombrado director de la revista literaria «Marginalia». Desde entonces, comenzó a colaborar con diversos medios de cierto prestigio nacional, tales como «Marcha» y «Número», entre otros.
En su faceta política, Benedetti fue un ciudadano comprometido. En la juventud se unió al Movimiento de Liberación Nacional, conocido coloquialmente como Tupamaros: seguidores del marxismo que se oponían a la guerra de Vietnam, al rotundo avance del neoliberalismo sobre territorio uruguayo y buscaban un gobierno nacional y popular. En 1973, después del Golpe de Estado en el que el Presidente Boldaberry pactó con las Fuerzas Armadas para disolver el Parlamento, Mario tuvo que exiliarse. Se refugió primero en Buenos Aires, donde permaneció un tiempo, más tarde se dirigió a Perú, Cuba, y por último, España, donde permaneció algunos años. Fue este un período de diez años que le mantuvo alejado de su familia y que se terminó en 1983. Comenzó entonces la etapa a la que él mismo denominó desexilio, y que se halla muy presente en su obra.
Como poeta Benedetti es autor de títulos como «La víspera indeleble», «Inventario uno», «Contra los puentes levadizos» y «El olvido está lleno de memoria»; en el género narrativo son suyas las novelas «La tregua» y «Primavera con una esquina rota». Por otro lado, sus cuentos han sido recopilados en numerosos libros, tales como «El reportaje», «La muerte y otras sorpresas» y «El porvenir de mi pasado». Como ensayista también ha dejado importantes títulos, entre los que se encuentran «Marcel Proust y otros ensayos», «Sobre artes y oficios» y «El ejercicio del criterio». Su obra es tan versátil y copiosa que resulta difícil reducirla a un par de publicaciones; sin duda Benedetti es un autor de lectura indispensable, al menos al que leerlo para saber qué es lo que tanto gusta de él y reconocernos (o no) en sus palabras.
Dice Juan Cruz Ruiz que Mario sentía una responsabilidad con la narración y la utilizaba para expresar ideas y dejar constancia de aquellas cosas que no deben olvidarse. La poesía, por su parte, era un juego, a través del cual se dejaba llevar y vivía intensamente la seducción de las palabras. Leerlo puede servirnos para entender, entonces no sólo cómo funcionaba su universo afectivo sino también discernir el color de una época crucial en Latinoamérica. Por otro leerlo, leerlo podría ayudarnos a pensar el futuro, ese futuro al que tanta esperanza le dedicó en sus libros.
Mario Benedetti falleció en Montevideo el 17 de mayo de 2009, y fue velado y enterrado en compañía de un numeroso séquito, que reunió a las figuras más representativas de la literatura y la política latinoamericanas. Sus restos se encuentran en el Panteón Nacional del Cementerio Central de Montevideo.