Roberto Arlt nació en Buenos Aires en 1900 y es uno de los autores que abrió un nuevo camino en la estética literaria argentina. Sus obras más importantes, «El juguete rabioso», «Los lanzallamas» y «Los siete locos» presentaron una innovador labor narrativa y le sirvieron para incorporarse de forma rotunda a la escena literaria del país. También desarrolló su labor periodística en diversos medios de la época, donde no sólo publicó columnas en las que reflexionaba sobre la realidad política y social de la época, sino también relatos, los cuales se encontraban muy enlazados con la problemática social de la época. Posteriormente publicó «El jorobadito», un libro en el que reunió la mayor parte de estos cuentos y relatos y «Aguafuertes», que presenta algunos de sus textos periodísticos más importantes. Arlt fue también dramaturgo y en esta faceta también se destacó ya que, a diferencia de otros autores de teatro de la época, pese a decantarse por un lenguaje coloquial lo bañó de tintes expresionistas y algo de fantasía, lo que otorgó a sus obras un carácter vanguardista que linda con lo grotesco.
Arlt fue hijo de dos inmigrantes europeos de clase humilde con quienes pasó sus primeros años de vida. No obstante, durante su adolescencia abandonó el hogar paterno porque las peleas con su progenitor hicieron incompatible la convivencia entre ambos. Su situación económica le impidió cursar estudios formales porque tuvo que comenzar a ganarse la vida desde muy chico; sin embargo, su pasión por la literatura y la lectura era tan profunda que decidió autoeducarse: frecuentaba las bibliotecas de su barrio donde leía a los grandes de la literatura y el periodismo, y mientras tanto ensayaba oficios con los que se sentía a gusto: de librero, mecánico, periodista. Entre sus autores preferidos solía citar a Kipling, Verne, Conrad y Stevenson.
«El juguete rabioso», «Los lanzallamas», «El amor brujo» y «Aguafuertes porteñas» son algunas de sus obras más importantes. En ellas, Arlt reflexiona sobre temas de relevancia social como la marginalidad, la traición, la frustración ante la desigualdad de clase y la conspiración. Cabe señalar que se centró en personajes de clase media baja con carencias económicas y afectivas e inmersos en entornos hostiles ambientados en Buenos Aires. Y sirviéndose de estos elementos presentó una forma de narrar absolutamente coloquial y cercana donde podemos apreciar una estética absolutamente envolvente y auténtica. Al leerlo no tenemos dudas de por qué es un personaje tan importante de la literatura argentina.
Es posible que su gran voz se haya visto beneficiada por la falta de estructuras académicas (por haber estudiado de forma autodidacta) que le permitió dejarse llevar por la lectura de los grandes referentes de la literatura y atreverse a encontrar un camino alternativo, alejado de las tendencias. Esto le permitió revolucionar la literatura del Río de la Plata y lo convirtió en un narrador ineludible para cualquiera que aprecie el relato breve.
Estuvo vinculado con el Grupo Boedo, donde su personalidad y sus aportes marcaron los principios de los autores que se abogaban en él. En contraposición a este grupo se hallaba La Florida, encabezado por Jorge Luis Borges y Ricardo Güiraldes. La diferencia más resaltable entre ambos fue que mientras Boedo se centraba en la búsqueda de una estética donde tuviera protagonismo la denuncia social, Florida dio mayor importancia a los aspectos formales de la literatura. A Roberto Arlt se le considera el primer novelista moderno de Argentina, aunque mucho le costó ganarse este lugar: el reconocimiento le llegó cuando tenía más de cincuenta años.
Pese a que Arlt es uno de los narradores argentinos más impresionantes de principios de siglo, su verdadera trascendencia le llegó algo tarde; no obstante, supo hacerse un lugar en la realidad como periodista y este oficio le sirvió como medio de subsistencia. Falleció el 26 de julio de 1942 en Buenos Aires. Sus cenizas fueron esparcidas sobre el Río Paraná