Eduardo Berti nació en Buenos Aires (Argentina) en 1964 en el seno de una familia multiétnica (padre rumano y madre argentina), y es un escritor que a lo largo de su vida ha cultivado principalmente el cuento y la novela. Actualmente vive en Francia y es miembro del prestigioso grupo de experimentación literaria fundado por Raymond Queneau y François Le Lionnais, mundialmente conocido por su acrónimo OuLiPo.
Su pasión por los libros le vino de familia. Según cuenta en una entrevista, tuvo dos tías solteras que compartían casa y cada una poseía una jugosa biblioteca, y algunas veces él se quedaba con ellas para que sus padres pudieran salir a solas. Durante ese tiempo Eduardo leía los libros que sus tías coleccionaban. Así conoció a Chéjov, Quiroga, Saki y Maupassant, con cuyos relatos quedó fascinado. Con una máquina de escribir que le prestaba una de sus tías, Berti pasaba muchas horas copiando fragmentos que le gustaban y que después guardaba en un cajón. Muchos años más tarde descubrió estas notas y se sorprendió de la forma en la que ya en esas primeras lecturas había reaccionado. De esas transcripciones y esa mirada primigenia sobre la literatura surgiría una obra redonda y auténtica. Posteriormente se sumarían otros autores a sus referencias lectoras: Marcel Aymé, Bioy Casares, Silvina Ocampo, Felisberto Hernández y Juan Rodolfo Wilcock.
Su primera publicación se llamó «Los pájaros»: un libro de cuentos que vio la luz en 1994. Posteriormente vendrían novelas y nuevos libros de cuentos, entre los que se encuentran «Agua», «Todos los Funes», «La vida imposible», «El país imaginado» y «El padre extranjero». De él se han dicho cosas muy positivas, como que su talento y su gracia resultan indiscutibles, que su universo literario es amplio y versátil, y que la suya es una nueva y eficaz forma de narrar. Al leerlo sin duda descubrimos a un autor bien formado y con una gran habilidad para llevarnos a través de sus escenarios como si nos conociera de toda la vida.
La obra de Berti se caracteriza por la búsqueda de una brevedad contundente enlazada con una escritura enérgica que explora los límites de la imaginación. Ha expresado en diversas entrevistas que le gusta la literatura que se mete con aquello que no tiene nombre, con lo intangible, no para ponerlo en palabras sino para insinuar y aportar nuevas miradas sobre las cosas: como si cada relato fuese una especie de ventana sobre un paisaje cubierto de neblina. De este modo, al zambullirnos en sus historias sentimos que somos capaces de atravesar los límites de la realidad y cuestionarnos aquellas cosas que parecen dadas naturalmente de una determinada forma. Un buen ejemplo de esta escritura fronteriza es su novela «El país imaginado».
No obstante, la creatividad de Berti va más allá de lo estrictamente narrativo; también ha trabajado como periodista en espacios culturales como «Página 12» y como traductor de inglés y francés (se destaca su versión de los cuadernos de Nathaniel Hawthorne). También ha explorado el guion televisivo y destacándose en sus obras «Nordeste» y «Mano a mano». Asimismo, ha colaborado con la editorial argentina Adriana Hidalgo en la composición de «Vidas de hotel», una antología que reúne a algunos de los más prestigiosos escritores de las letras occidentales en historias breves que tienen lugar en torno a hoteles. Y como compilador también ha estado a cargo de la edición del libro «Mar de pirañas», una antología sobre nuevas voces del relato breve hispanoamericano, publicado por la Editorial Fernando Valls.
Sin duda, leer a Eduardo Berti puede ser una buenísima opción para entender la literatura argentina de nuestro tiempo y descubrir las posibilidades que la narrativa breve tiene para ofrecernos; ¡eso sí! tenemos que sentir esa necesidad de explorar la línea fronteriza que se establece entre culturas, géneros y realidades.