Rodrigo Rey Rosa nació el 4 de noviembre de 1958 en la Ciudad de Guatemala y es un destacado escritor latinoamericano, miembro de una generación de autores apátridas y nómadas. De pequeño viajó mucho con sus padres, a otros países latinoamericanos y a Europa. Estas experiencias le sirvieron para mantenerse abierto a otras culturas y construir una mirada heterogénea sobre la realidad.
A los 18 se mudó a New York con el objetivo de hacer una carrera universitaria. Se matriculó en Medicina y más tarde en Cinematografía, sin embargo su pasión por la literatura le llevó a abandonar ambos estudios y a inscribirse en un taller de escritura que dictaba el reconocido autor Paul Bowles. Entre ellos se inició una relación cercana que fue más allá del estricto vínculo maestro-discípulo. Tal es así que Bowles tradujo algunas de las obras de Rodrigo al inglés y le ayudó a encontrar un hueco en el mercado americano.
Posteriormente, Rey Rosa se mudó a Marruecos, donde vivió durante más de una década. Su experiencia en este país fue sumamente positiva para su escritura, ya que le ayudó a encontrar inspiración en un estilo absolutamente distinto. Su regreso a Guatemala después de muchos años de vivir en el extranjero, vino acompañada de una prolífica obra y varios reconocimientos a lo largo de todo el mundo. Actualmente continúa su labor desde su país de origen, aunque su obra influencia a autores de todo el mundo.
Su profesión de escritor abarca varios campos, siendo la traducción uno en los que más se destaca. En varias entrevistas ha expresado que le gusta alternar su narrativa con la traducción porque de esta forma encuentra nuevos recursos que le sirven para ampliar su universo de ficción. Por otro lado, la traducción exige una comprensión y un respeto hacia la obra de otro escritor que sirve para practicar la empatía y la tolerancia hacia el trabajo ajeno, dos cosas a veces poco usuales en el mundo de los libros.
Otra faceta que también ha sabido desarrollar Rey Rosa es el periodismo, género en el que se destacan sus crónicas en diversos periódicos de todo el mundo. Además su pasión por el cine le llevó a producir una película sobre su admirado amigo Bowles, titulada «Lo que soñó Sebastián», que ha sido alabada por numerosos críticos y cinéfilos. Cabe señalar que para la realización del guion contó con el apoyo del prestigioso poeta Robert Fitterman.
Según Rodrigo saber lo que va a ocurrir en una historia de antemano afecta nuestra mirada sobre ella y nos posiciona en un lugar diferente del que representará al lector; y agrega que a él le interesa ubicarse en la misma perspectiva que ocuparán ellos, por eso al escribir va conociendo la historia sobre la marcha, sin bosquejar nada, sin preconceptos. Una curiosidad que nos dice mucho de la forma en la que encara su oficio, sin lugar a dudas.
Al leer a Rey Rosa podemos notar una gran diferencia entre sus primeros textos y la narrativa de la última etapa. Comenzó vinculado al género breve, con cuentos concisos y que podrían leerse casi como imágenes, generalmente abstractas, de ideas que flotaban en su mente. Pero a medida que fue creciendo y abriéndose a otras narrativas, su obra se volvió más compleja, extensa y realista. «Cárcel de árboles» podría considerarse el inicio de una transición que no terminaría, y que se nutriría de elementos realistas hasta derivar en su obra más reciente, representada por títulos como «Los sordos» e «Imitación de Guatemala».
Algunos de sus títulos más importantes son «La orilla africana», «El material humano», «Piedras encantadas» y «Severina». Hace unos años Alfaguara reeditó sus «Cuentos completos», una obra que nos puede servir para conocer las peculiaridades de su obra.